Aquel que escribe siente la necesidad de hablar consigo mismo y lo consigue a traves de sus letras y de vez en cuando invita a alguien a visitar su comuna.Esta es mi comuna, gracias por visitarme
lunes, 24 de marzo de 2014
Ágape
ni tampoco por tus palabras que penetran mis células,
lo mío no es físico,
es etéreo,
es eterno.
No soy tuya por la violencia con que me posees,
ni por las lágrimas que arrancaste de otros,
o la soledad de muchos.
Soy tuya en cambio
por la sangre que corre en tus calles,
eres mi puente a mi mundo,
un mundo dónde olvido decirte que no soy todo lo que ven,
tan sólo soy todo lo que Tú ves...
viernes, 28 de febrero de 2014
Resplandor
El tráfico fue su cómplice
en el rojo de las once am,
bus y taxi colapsaron.
Ella miró el vapor subir por su ventana,
acarició su cabello recién lavado.
El amarillo con letras
vomitaba bachatas,
todos sus condenados
(o una mayoria)
reconocían su tragedia.
De pronto,
la distinguió en el corcel metálico,
-Siempre hermosa- pensó,
quiso mandarle un mensaje,
pero el coraje no estaba en su billetera.
Ella subió su mirada para encontrarse los últimos segundos carmesí,
Imagino el sonido de su voz,
antes que el semáforo explotara
ante el caos de bocinas.
jueves, 27 de febrero de 2014
Perspectiva.
El tiempo me mira con todos los pájaros embotellados que me acusan.
El miedo es sólo un mito.
martes, 25 de febrero de 2014
Pirómana
lunes, 24 de febrero de 2014
Inventario
domingo, 23 de febrero de 2014
Insomnio
aturde,
enciende y apaga,
astutos camaleones
pintan sus alas de azul...
domingo, 6 de octubre de 2013
Cuentos de Montecristo
I
El silencio rasco el espacio que los separaba; no; no podía pedir el consuelo de sus brazos; ella había sepultado su amor bajo el apellido de una traición; olvidó las promesas del porvenir ante las madrugadas de su ausencia.
Mercedes sintió su sombra pasar,
-Edmundo- susurro
pero solo su corazón escuchó las tres sílabas.
II
Su amor le alcanzó para perdonarla, pero no bastó para volver a su lado. Edmundo cree mirarla en el atardecer de los Catalanes más la mano de Haydé espanta sus recuerdos.
III