"La decisión se columpia; entre dos soles; la miras y preguntas
¿quizá se puede ser feliz con este olor de sueños sin germinar?; talvez la felicidad se parezca a ese vidrio sucio de la ventana; entonces no lo piensas mucho y subes al tren!
Es el mismo tren; asientos gastados de madera tosca; ¿el destino?
El destino podría variar;- contestas con duda.
-No me vengás con la absurda excusa de siempre; mirá que éstas canas ya las acarició el viento y algo de el aprendieron: aunque sea a no ser tan crédulos.
El tren avanza como miles de ciempiés unidos, invertebrados de recuerdos, le miro de reojo y lo sé; muy bien lo sé; sé que a veces quisiéramos ser triturados por memorias viejas tal y como se extirpa un ciempiés un día cualquiera.
Lo que pasa es que podemos extirpar el ciempiés ; pero quizá nunca se logren borrar del todo las imágenes ...eso es lo malo; los ciempiés tienen memoria de elefantes
.
La risa empieza a sonar estúpida; primero como gotitas que caen en un estañon hueco; hasta llegar a ser tornado grisáceo cierre de un invierno sin imprevistos; como esto.
¿Qué es esto? Fue silencio; dedos que acariciaron; despedida rutinaria. ¿Que es esto? Pregunto mientras el vagón se llena con lluvia de luchas conforme recogo mi cabello; es mejor enfrentar lo imparable sin nada que estorbe la visión."
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